Los edificios hechos de madera están alcanzando nuevas alturas
Por Gina Wynn.
En todo el mundo, los constructores más innovadores edifican teniendo en cuenta la sostenibilidad al elegir la madera como material principal. De esta manera, aportan nuevas alturas a sus construcciones.
A pesar de que sigue siendo el material más popular en los EE. UU. para la construcción de casas, la madera fue reemplazada por el acero como elemento principal para la construcción de edificios de gran altura a mediados del siglo XIX. El acero era un metal ligero y duradero que permitía levantar edificios de más de 40 ó 50 plantas y acercarse más al cielo. El acero, además, resistía mejor que la madera los efectos de un incendio. La mayoría de las grandes ciudades han sufrido «gravees incendios» a lo largo de su historia que han destruido manzanas de edificios enteras y provocado la aplicación de estrictos códigos contra incendios desde entonces.
Madera nueva y mejorada
Sin embargo, la susceptibilidad de sufrir incendios no es un problema para la madera en masa que estos últimos años ha llamado la atención de los constructores que se preocupan por el medio ambiente. Se conoce como madera contralaminada (cross-laminated timber, CLT), y se compone de diversas capas de placas de madera unidas con adhesivo y prensadas para formar robustos paneles rectangulares individuales. Por lo general, se corta según las dimensiones deseadas antes de enviarse a la obra, donde se fija con otras piezas precortadas, de manera similar a un mueble de IKEA. Los europeos llevan utilizando con éxito este material en la construcción casi 30 años.
En cuanto a sus características ignífugas, hay estudios que demuestran que esta tecnología no tiene nada que envidiar a otros materiales de construcción. Según Think Wood, en pruebas realizadas en paredes fabricadas con paneles de CLT de 5 capas, el material resistió 3 horas y 6 minutos tras quedar expuesto a temperaturas superiores a los 982 °C (1800 °F). Esta cifra supera con creces los requisitos nominales de dos horas que exigen los códigos de construcción actuales.
Una alternativa sostenible
La CLT es, además, un material de construcción más sostenible. No importa si se fabrica a partir de restos de aserradero o de madera recién obtenida de cualquier edad y tamaño: su resistencia será equivalente a la del acero. Asimismo, las piezas necesarias para la construcción pueden prefabricarse en fábrica en lugar de prepararse en la misma obra. De este modo, se acelera el proceso de construcción y se reduce el tráfico de los camiones, así como la necesidad de cortar las carreteras por este motivo.
El proceso de creación de la CLT, además, requiere mucha menos energía que la producción de acero (que incluye la fundición de rocas), por lo que se reducen las emisiones de dióxido de carbono. Según Global Efficiency Intelligence, la siderurgia es responsable de aproximadamente el 7 % de las emisiones globales de dióxido de carbono.
En comparación con la construcción con hormigón, el material de construcción más utilizado en el mundo, el uso de CLT se traduce en una reducción inmediata del 50 % de emisiones, según Anna Ervast Oberg. Anna es gestora de proyectos de la empresa sueca Folkhem, y fue entrevistada por The New York Times acerca de su nuevo producto Cederhusen, desarrollado a partir de CLT. Según su opinión, en toda la vida útil de un edificio normal de hormigón, aproximadamente el 70 % de las emisiones de carbono se originan durante el período de dos años de su construcción.
"Otra gran ventaja de la CLT es que aísla el carbono absorbido por los árboles antes de ser recolectados para la obtención de su madera. Ese carbono permanecerá atrapado en la CLT de las paredes de los edificios durante un futuro previsible, por lo que no se expulsará a la atmósfera terrestre."
El «boom» de la construcción en madera
Constructores de todo el mundo se están dando cuenta de los beneficios medioambientales que entraña esta tecnología. En Austria, país pionero en esta revolución de la madera, se utilizó CLT para construir el edificio de 24 plantas HoHo Wien, que se eleva 84 m (276 ft) sobre el noreste de la ciudad de Viena. Este edificio incluye un hotel, un restaurante, un centro de bienestar y oficinas.
Al tener los bosques como principal recurso natural, Austria ha implementado normativas para proteger sus valiosas zonas boscosas. Con estas normativas, los silvicultores se aseguran de que, tras la tala anual, queden más de 4 millones de metros cúbicos (141 millones de pies cúbicos) de árboles, lo que permite aumentar constantemente las reservas de madera. Esto significa que, cada segundo, crece más de 1 metro cúbico (35 pies cúbicos) de madera. Así, toda la madera utilizada para el proyecto de HoHo Wien se habrá recuperado en tan solo 1 hora y 17 minutos, según Housing Evolutions de Housing Europe.
Competencia internacional
Al otro lado del Atlántico, en Milwaukee, se prevé finalizar la construcción de otro rascacielos de madera para 2022. Se trata de un complejo de apartamentos de lujo de 25 plantas y 86,5 m de altura que superará a la que hasta ahora era la torre más alta de madera del mundo, el Mjøstårnet, en Noruega. Según los constructores del proyecto de Milwaukee, compensará el equivalente de dióxido de carbono que generan 2500 coches o la energía necesaria para suministrar electricidad a 1200 hogares al año.
A fecha de junio de 2021, se habían completado o diseñado ya un total de 1169 proyectos de madera de ingeniería en el conjunto de los Estados Unidos, ya sea para fines comerciales, institucionales o de viviendas multifamiliares.
Otros lugares fuera de los EE. UU. donde ya se están cosechando los beneficios medioambientales de los edificios de la madera de ingeniería son Finlandia o la Columbia Británica. También se han propuesto diseños en lugares como los Países Bajos o Londres. En colaboración con investigadores de la Universidad de Cambridge, arquitectos e ingenieros prevén construir un rascacielos de 80 plantas, de 92 900 metros cuadrados y con una altura de 300 m en la zona de Barbican. Cuando se complete, será el 18.º edificio más alto del mundo, superando al Four World Trade Center de Nueva York.
No resulta tan extraño que el sector de la construcción esté viviendo un idilio con la CLT. Entre otras ventajas, la CLT emite mucho menos dióxido de carbono a la atmósfera, acelera el proceso de construcción, provoca menos interrupciones en las ciudades y reduce el coste de mano de obra. Este material de gran densidad y resistencia también aporta ligereza a los edificios, lo que a su vez permite construirlos más altos. Queda por ver, no obstante, si las existencias de madera a nivel mundial podrán satisfacer la demanda. Si es el caso, la evolución de los rascacielos de madera no conocerá límites.
Este contenido se inspiró, en parte, en «4 Things to Know About Mass Timber», de Think Wood; «Milwaukee Is On Track To House World’s Tallest Timber Skyscraper», NPR, 7 de diciembre de 2020; «Will the skyscrapers of the future be made out of wood?» National Geographic, 13 de enero de 2020; y «Wooden Buildings Reach for the Sky», de The New York Times.
Gina Wynn es redactora de contenidos de Thermo Fisher Scientific.