La polémica en torno al BPA
Por Nancy H. Pitts.
Hace mucho tiempo que el polémico estado de seguridad del BPA es tema de discusión entre científicos académicos, industriales y organismos reguladores.
¿Qué es el BPA?
El bisfenol A, abreviado como BPA, es un compuesto orgánico sintético que se utiliza como componente en la producción de policarbonato y otros plásticos. Las propiedades atractivas del policarbonato que contiene BPA son su transparencia, dureza y resistencia al astillamiento. Con frecuencia, se utiliza en recipientes para alimentos y bebidas y en revestimientos.
Si bien la FDA ha considerado que el BPA es seguro si se consume en cantidades muy pequeñas, es difícil ignorar dos datos importantes:
- El BPA se filtra del plástico al contenido de los recipientes. Se libera del plástico considerablemente más rápido cuando se utiliza o se expone a altas temperaturas durante la cocción, el procesamiento de alimentos, el lavado de vajilla y al someterlo a la acción de un horno microondas.
- Si se ingiere, el BPA imita a los estrógenos, al unirse a los mismos receptores que dichas hormonas femeninas. (Esto se documentó en 1933. Estudios realizados hasta la fecha también han demostrado que el cuerpo humano no almacena el BPA durante períodos prolongados.)
El BPA es ubicuo
Los átomos de carbono que se encuentran en los compuestos orgánicos son componentes clave de la vida sobre la tierra, y el uso de compuestos orgánicos en la fabricación los convierte en una parte importante de la vida cotidiana del mundo desarrollado. Debido al uso frecuente de recipientes de policarbonato, las personas sienten preocupación sobre el BPA que ingieren y su efecto en el cuerpo humano, su sistema endocrino y otros sistemas funcionales. Varios estudios relacionados con la salud y la reproducción han demostrado la presencia de BPA en leche materna y orina. De hecho, en un estudio de 2003 que se realizó en la CDC se hallaron niveles detectables de BPA en el 93 % de 2517 muestras de orina de personas a partir de los seis años de edad.
Debido al aumento de la preocupación; en 2012, la FDA prohibió el uso del BPA en biberones, vasitos para sorber y envases de leche maternizada. Varios estados han ido más allá y prohibieron el BPA en otros tipos de recipientes para alimentos y bebidas.
En febrero de 2018, la FDA publicó resultados preliminares de un nuevo proyecto de amplio alcance sobre los efectos del BPA en la salud. En el comunicado de prensa, Stephen Ostroff, MD, subcomisionado de Alimentos y medicina veterinaria, dijo: «En general, el estudio reveló “efectos mínimos” en los grupos de roedores a los que se administró BPA» y «[…]nuestra revisión inicial respalda nuestra resolución que indica que los usos autorizados del BPA siguen siendo seguros para los consumidores». Aseguró que los resultados del proyecto se analizarán en mayor detalle. El informe final del proyecto se publicó en octubre de 2018.
Los endocrinos y otros miembros de la comunidad científica consideran que la resolución preliminar de la FDA es prematura. La polémica en torno al BPA se alimenta de los diversos puntos de vista que aportan la FDA, los científicos académicos e industriales. En el centro de los argumentos en contra se encuentran los procedimientos de prueba, las directrices y los protocolos empleados para llevar a cabo investigaciones válidas. En general, los investigadores académicos opinan que las directrices de procedencia están desactualizadas y no reconocen las capacidades tecnológicas llenas de matices disponibles para la investigación actual. La industria y el gobierno siguen las «GLP», o Buenas Prácticas de Laboratorio, que son protocolos que se han estado empleando durante más de 40 años. Como era de esperar, los investigadores académicos consideran que los resultados de investigaciones que solo se basan en las GLP son «las mejores», mientras que los resultados de las investigaciones académicas menos estructuradas se encuentran en segundo lugar, o se excluyen.
Mientras continúa la polémica, puede intentar evitar el BPA al reducir el uso de alimentos enlatados, comprar productos sin BPA y calentar o almacenar los líquidos y alimentos en recipientes de vidrio, porcelana o acero inoxidable.
Nancy H. Pitts es redactora de contenido de Thermo Fisher Scientific.